Carácter o personalidad, fue exactamente lo que aprendió el Dr. Covey cuando se dedicó a determinar cuales eran los patrones que caracterizaban el éxito en los últimos tiempos, más o menos, desde unos 150 años antes de la primera guerra mundial, un punto común en las personas exitosas, era la llamada ética del carácter, que básicamente era la vida basada en principios, tales como la integridad, humildad, fidelidad, mesura, valor, justicia, paciencia, esfuerzo, simplicidad y modestia entre otras, todos estos permitían alcanzar el éxito duradero y vivir con efectividad, estaba orientada a los rasgos primarios de las personas. Posterior a la primera guerra mundial, aparece la ética de la personalidad, la cuál se basa principalmente en las técnicas de relaciones públicas y humanas, además de la actitud mental positiva (AMP), orientada a los rasgos secundarios de las personas, es decir a lograr el éxito a través de la popularidad.
Al realizar un análisis más profundo, entendemos que para lograr el éxito duradero y constante, se deben tener ambas cosas, habilidades interpersonales e integridad personal, la cuál será nuestra regla de oro en adelante. Ponganse a pensar, que ocurre si una persona posee grandeza secundaria (personalidad) y es falto de grandeza primaria (carácter), lograría un éxito rápido, pero su falta de desarrollo de principios se notaría a largo plazo, lo que provocaría el rechazo de su entorno, y les aseguro que ejemplos no faltan. Al contrario si nos encontramos con una persona con que posee grandeza primaria, pero es falto de grandeza secundaria, es decir sin habilidades para la comunicación, el éxito lo logrará a largo plazo, ya que será por el reconocimiento de su entorno por los principios en que basa su vida, recuerden que aquello que somos, puede trasmitirse con una elocuencia mayor que cualquier cosa que digamos o hagamos.
Finalmente y para terminar, dejemos en claro que la ética del carácter se enfoca en nuestras conductas y la ética de la personalidad se enfoca en nuestra actitud, si deseamos lograr el éxito total, duradero y constante, debemos centrarnos en el desarrollo de ambas, pero recuerden que todo se basa en cimentar vuestros principios.
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