Desde qué aprendemos nuestras primeras palabras, nuestros padres
se empeñan en desarrollar nuestra comunicación, ya sea, que aprendamos a
expresarnos verbalmente, a través de la escritura o simplemente leyendo, pero
hay algo que no nos enseñan y es a escuchar efectivamente. Una vez que
ingresamos en el colegio, depuramos y mejoramos en los cuatro tipos principales
de comunicación, tenemos clases donde nos enseñan a leer, a escribir y a hablar
en público, ups!!!, pero y la cuarta, en ninguno de los colegios donde estuve o
en la universidad, se impartieron clases de escucha, siendo uno de los pilares
fundamentales para la comunicación entre personas.
De los pocos personajes que he conocido y que han recibido este
tipo de enseñanza, se cuentan algunos colegas que la utilizan como una forma de
sicologismo, es decir, escuchar a las personas o hacerlas pensar que están
interesadas en lo que dicen, para luego evaluar sus motivos y buscar influir en
ellos de alguna manera. Esto está muy de moda entre los círculos empresariales
hoy en día, siendo un hábito más cercano a la ética de la personalidad, la
cual, como ya hemos revisado antes, presenta un grave problema, si no se
trabaja en conjunto con el carácter, las demás personas pueden percibir que se
les está tratando de manipular, sienten esta duplicidad interior, cerrando
completamente las líneas de comunicación. Creo que a muchos de ustedes les ha
pasado que alguien es sumamente amable con ustedes y se muestra muy cercano e
interesado en cómo se sienten, sólo para sacar algún tipo de información o para
pedirles algo, cada vez que me ha sucedido me he sentido estúpido en algún
grado, sobre todo cuando se acerca un colega y te pregunta, ¿qué piensas de
fulano? y después, le cuentan todo lo que has dicho a esa persona o el típico
¿qué te pasa?, y después eres el hazmerreír de todos, que vergüenza, desde ese
momento, la persona que divulgo la información pasa a formar parte de la lista
de los no confiables.
Si de verdad se desea comprender a una persona y conectar con sus
sentimientos, todo debe comenzar con nuestro carácter, en lo que somos
realmente, no en lo que decimos que somos, esta es una condición primordial
para que el proceso de comunicación sea efectivo y para que lo sea aún más,
además es necesario que la cuenta bancaria emocional tenga saldo positivo. Si
de verdad se confía en lo que representa una persona, existe una alta
posibilidad para la apertura sincera, si a esto le sumamos la verdadera
intención de comprender, lo más seguro es que se genere el ambiente propicio,
preparando el camino para ser comprendidos.